La respiración suele ser un proceso inconsciente y muy complejo. En él, se produce un intercambio de aire, lo que involucra a los pulmones, el diafragma y los músculos intercostales. Todas estas partes del cuerpo trabajan juntos para permitir que una persona respire.
Esto hace que los pulmones se desinflen y dejen salir el aire. Como hemos dicho anteriormente, la respiración suele ser un proceso inconsciente. Sin embargo, hay algunas formas que nos ayudan a respirar de una forma más óptima.
Aunque la respiración es un proceso natural, hay formas correctas e incorrectas de respirar. En este sentido, existen varios consejos que te ayudarán a realizarlo de una forma correcta.
El primero de ellos es usar la nariz. Respirar por la nariz puede retrasar la respiración y hacer que los pulmones trabajen de manera más eficiente y también facilita la ingesta de óxido nítrico, que ayuda con el trasporte de oxígeno por todo el cuerpo.
Además, respirar por la nariz también permite que las fosas nasales filtren las toxinas y los alérgenos del aire, evitando así que entre al cuerpo aire caliente o demasiado frío. No obstante, hay veces que es necesario respirar por la boca, por ejemplo, cuando una persona hace ejercicio o tiene congestión nasal.
La forma más eficiente de respirar es bajando el aire hacia el abdomen, para eso hay que utilizar el vientre. A medida que el diafragma se contrae, el abdomen se expande para llenar los pulmones de aire. La “respiración del vientre” es eficiente porque empuja a los pulmones hacia abajo, creando una presión negativa dentro del cofre.
El efecto revitalizador de una buena oxigenación está más que demostrado, pero la mayoría de las personas respira de forma superficial y no obtiene todo el oxígeno que debiera. Mejorar este aspecto te regalará años de buena salud.
¿CÓMO RESPIRAR MEJOR?
La mayor parte de la población respira mal y aprovecha solo un tercio de la capacidad pulmonar. Los estudios demuestran que esa mala oxigenación afecta a toda la salud.
Ten en cuenta que en verano respiras peor. El calor hace que el organismo, para mantener la temperatura, tenga que trabajar más y requiera más oxígeno. Además, las altas temperaturas favorecen la acumulación de contaminación, que dificulta la respiración.
- ¿Se infla tu abdomen? Siéntate y pon una mano sobre la barriga y otra sobre el pecho. Si tu abdomen no se infla al coger aire significa que el diafragma no se mueve. Eso quiere decir que ese músculo (que está entre el tórax y el abdomen) no se aplana para presionar las costillas hacia fuera y permitir que los pulmones se expandan para coger más aire.
- ¿Bostezas muy a menudo? El bostezo puede aparecer tras estar un rato respirando de forma superficial. En este caso sirve para “reequilibrar” la respiración. Para saber si te ocurre por ello, fíjate en si tu respiración cambia tras el bostezo.
- ¿Elevas los hombros al respirar? Este movimiento involuntario puede servirle al cuerpo para ensanchar la caja torácica y facilitar la inspiración y recogida de aire cuando siente que falta oxígeno.
- ¿Suspiras sin pensarlo? Hacerlo de forma lenta y después exhalar el aire de forma repentina también es típico en las personas que no respiran bien.
- Gestos que te delatan: Si sientes la necesidad de estirarte continuamente (como si te desperezases) puede indicar que necesitas ensanchar la caja torácica por un momento para permitir la entrada de oxígeno porque respiras mal.
Si notas que te quedas sin aliento después de una fuerte discusión o te cuesta mantener una conversación al mismo tiempo que caminas con ritmo moderado, lo más probable es que no estés respirando correctamente.
Hemos recopilado algunas de las situaciones más habituales en las que sucede esto y te explicamos cómo ponerle solución.
CUANDO COMAS, NO LO HAGAS CON PRISA
Ingerir la comida con ansia y muy rápido impide una correcta respiración, ya que el pulmón no tiene suficiente tiempo para recoger oxígeno.
- Masticando bien, a un ritmo tranquilo y no llenándote excesivamente la boca facilitarás la llegada de aire al sistema respiratorio en todo momento.
AL REALIZAR UN ESFUERZO FÍSICO
Mientras estés practicando un deporte o un ejercicio intenso (lo ideal es dedicar a la actividad física unos 30 minutos 4 o 5 veces a la semana), la respiración nasal sigue siendo la más aconsejable.
- Hay una excepción: cuando el grado de esfuerzo sea muy alto, como por ejemplo si corres, puedes hacer una respiración combinada (coger el aire por la nariz y soltarlo por la boca), aunque una vez coges un ritmo constante puedes pasar a la respiración oral exclusivamente.
- En cambio, en la fase de recuperación tras el esfuerzo, es preferible recurrir de nuevo a la respiración combinada para conseguir que sea más pausada.