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La reducción de la emisión de gases dañinos salva la capa de ozono y evita el aumento de 0,5ºC de la temperatura global

Salvar la capa de ozono

La capa de ozono se recupera gracias a la reducción a nivel mundial y de manera progresiva de los gases que la afectan de manera negativa. 

La vida en la tierra, al igual que necesita de la luz solar, también reclama una capa de ozono que nos proteja de las radiaciones del sol. 

La capa de ozono es una capa de gas que se encuentra en la estratosfera, a unos 20-30 km de altitud sobre la superficie terrestre. No cuidarla, tiene consecuencias en la vida humana, en la destrucción de la fauna y la flora, en el deterioro de los materiales. Pero, principalmente, acelera el cambio climático.

La destrucción de la capa de ozono se produce principalmente por el uso de ciertas sustancias químicas que se pueden encontrar en refrigerantes, aerosoles, y otros productos químicos. Estas sustancias reaccionan con la capa de ozono, dañándola y permitiendo así la llegada de rayos UV dañinos a la superficie de la tierra.

Por esta razón, se han tomado medidas de manera internacional para reducir y eliminar el uso de sustancias que dañan la capa de ozono y el medioambiente, y así proteger el planeta. Sin embargo, aún hay mucho trabajo por hacer para reparar la capa de ozono y prevenir su destrucción.

En el camino a la recuperación 

Se han reducido las sustancias que dañan la capad de ozono

Los datos del informe de evaluación cuadrienal del Grupo de Evaluación Científica del Protocolo de Montreal, respaldado por las Naciones Unidas, confirman que la eliminación de manera progresiva de casi el 99% de las sustancias que agotan la capa de ozono ha generado protección. También ha proporcionado cierta recuperación de la estratosfera superior y contribuido a que las personas estén menos expuestas a la radiación ultravioleta (UV) nociva del sol.

El informe expresa, que, si se mantienen estas políticas medioambientales, la capa de ozono podría recuperar sus valores previos a la formación del agujero de ozono en 1980. Esto pasaría cercano al año 2045 en el Ártico, 2066 en la Antártida y en el resto del mundo para 2040. 

Seguir implementando estas medidas va a suponer una reducción de la temperatura global entre 0,3 y 0,5 grados para el año 2100.

Esta recuperación se dará durante los próximos cuatro decenios. Las políticas medioambientales ayudarán a evitar que la temperatura del planeta aumente 0,5 grados a finales de siglo.

Una “fantástica noticia” para la capa de ozono

Así es como lo define Meg Seki, secretaria ejecutiva de la secretaria del Ozono del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente: “la capa de ozono se está recuperando, lo que es una fantástica noticia. Nunca se destacará lo suficiente hasta qué punto el Protocolo de Montreal ha contribuido a la mitigación del cambio climático. En los últimos 35 años, el Protocolo se ha convertido en un verdadero defensor del medio ambiente”.

El Protocolo de Montreal es un acuerdo internacional se firmó en 1989 con el objetivo de proteger la capa de ozono mediante la eliminación de las sustancias químicas que la agotan. Es de los acuerdos en materia medioambiental que mejores resultados ha obtenido, gracias a la colaboración de países de todo el mundo.

Posteriormente, en 2016, se firmó un acuerdo adicional, la Enmienda de Kigali, que exige la reducción progresiva de la producción y utilización de algunos hidrofluorocarbonos, que, aunque no gastan directamente el ozono, si son potentes gases de efecto invernadero. 

Para elaborar este informe se han utilizado estudios, investigaciones y datos recopilados por expertos internacionales que forman parte de organismos como la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), y la Comisión Europea.

Apostar por medidas que protejan el medioambiente

Estas medidas suponen “un precedente para la acción contra el cambio climático”, según el secretario general de la OMM, Petteri Taalas. Demuestran que lo que se puede y debe hacer con urgencia para “abandonar los combustibles fósiles, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y limitar el aumento de las temperaturas”.

El Grupo de Evaluación Científica ha examinado cuáles pueden ser los efectos que puede tener algunas teorías de geoingeniería. Entre ellas encontramos la inyección de aerosoles en la estratosfera (SAI). Se ha propuesto como un método para reducir el calentamiento climático a través del aumento de la reflexión de luz solar

Aun así, advierten que esta técnica puede tener consecuencias adversas, que “pueden afectar a las temperaturas, la circulación, y las tasas de producción y de destrucción del ozono en la estratosfera, así como al transporte”. 

Aunque ya se pueden ver ciertas mejoras de recuperación por el Protocolo de Montreal, se debe seguir optando por medidas que protejan la capa de ozono y continuar así la lucha medioambiental. Entre estas medidas encontramos:

  • Evitar el uso de aerosoles y refrigerantes que contengan clorofluorocarbonos (CFCs), una sustancia perjudicial para el medioambiente. 
  • Fomentar las tecnologías alternativas que no dañen el ozono.
  • Implementar regulaciones y leyes que prohíban el uso de sustancias que puedan ser dañinas para la capa de ozono.
  • Promover la educación y concienciación sobre el problema que supone el agotamiento de la capa de ozono y por qué es importante su protección.
  • Potenciar las tecnologías y procesos más eficientes y que sean sostenibles en los sectores de producción industrial y energético.
  • Optar por la compra de productos locales que no tengan que ser trasladados desde el otro lado del mundo, con las emisiones que su transporte supone.

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